Acné, granos y espinillas

El acné se manifiesta de diversas formas, según el tipo de piel, la higiene y la dieta. Las pápulas, que suelen encontrarse en la zona T, pero pueden aparecer en cualquier parte del rostro, comienzan como infecciones indoloras y se convierten en pústulas al formarse un punto blanco. Estas suelen estar relacionadas con el exceso de grasa y pueden acompañar a afecciones como la rosácea o la dermatitis.

El acné superficial es consecuencia de una higiene deficiente, lo que provoca la acumulación de suciedad, contaminantes, maquillaje y protector solar. Este tipo de acné se presenta como protuberancias con puntos blancos que son más fáciles de extraer que las protuberancias más profundas causadas por sensibilidades alimentarias. Los alimentos ultraprocesados ​​y los alimentos ricos en aceites, grasas y azúcares, como los lácteos y el gluten, pueden desencadenar estas protuberancias, que aparecen inicialmente en las mejillas y se extienden a la mandíbula y la frente.

Los puntos negros son comunes en pieles grasas, abarcando zonas como las mejillas, la frente y la nariz, y se concentran en la zona T en pieles mixtas. La piel seca rara vez presenta puntos negros.

El acné hormonal se caracteriza por la aparición de nódulos grandes y dolorosos debido a desequilibrios hormonales y puede empeorar con ciertos alimentos, estilos de vida y estrés. Este tipo de acné suele afectar la cara, el cuello, el pecho y la espalda, y es común en todas las edades.